miércoles, 28 de octubre de 2020

La cultura maya está viva, realiza Manuel Chan ceremonia de Jéets'méek' de su hija Yatsil

 

FELIPE CARRILLO PUERTO.- Una de las tradiciones ancestrales mayas que ha perdurado hasta hoy en Quintana Roo es el Jéets´méek’, concepto que permite entender el papel en la comunidad y de la íntima relación que hay con la vida de acuerdo a la filosofía maya, de inicio, aclara esa necesidad del jéets’ (postura a la vida) y sin perder de vista el Méek’, término que aclara esa necesidad de amar y ser amado.

En ese contexto, heredero de una gran civilización, como la maya, el periodista y locutor de Felipe Carrillo Puerto, Manuel Chan Uicab y su esposa Alma Balam Xiu bautizaron ayer martes 27 de octubre a su pequeña hija Yatsil, para ello invitaron a ser compadres a Jeremías Ciau y Angélica Hau.

El bautizo de Yatsil se llevó a cabo en esta ciudad, con la observancia de las tradiciones, los padrinos sostuvieron a su ahijada sobre la cadera izquierda. Este ritual es de integración social para los recién nacidos, esto marca el inicio de otra etapa para los infantes y para presentarlo a la comunidad. En ambos casos se tiene como finalidad que reciban una iniciación simbólica a las actividades y responsabilidades que más adelante desempeñarán en su comunidad, además de “abrir sus pies” para que puedan caminar correctamente y sean rápidos para correr.

Jeremias Ciau encendió una vela al inicio del ritual y recibió de manos de Manuel y Alma a Yatsil, cargándola sobre su cadera izquierda. El maestro ceremonial, que cuenta con la experiencia heredada de varias generaciones para realizar este ritual, le entrega objetos y herramientas al padrino para que ayude al niño a sostenerlos en sus manos.

Posteriormente dieron nueve vueltas alrededor de la mesa, mientras el maestro explicó la utilidad de cada objeto y los dones o habilidades vinculados con cada uno. Tijeras, ollas y un comal, en alusión al bordado y cocina, para las niñas; así como lápiz, cuaderno, libros y computadoras para que sea una buena estudiante.

Tanto al padrino como a la niña se les dio a probar un poco de huevo, pepita de calabaza, hojas de chaya hervidas y maíz con miel, simbolizando inteligencia, razonamiento, sensibilidad y dulzura. Al finalizar, se apagó la vela y la madrina entregó la niña a sus padres para posteriormente realizar un convivio especial con los asistentes, generalmente familiares cercanos.

TRADICIÓN LATENTE

La elección de los compadres tiene un enorme significado para los padres del bebé porque ellos aseguran, en primera instancia, que en caso de fallecer, el padrino o la madrina será la persona idónea para retomar la función de orientar al ahijado(a) por los caminos de la vida. Los padrinos tienen además la obligación de incidir en la vida del ahijado(a) para que ésta se apegue a los usos y costumbres mayas, tutelando su crecimiento y desarrollo. Es una responsabilidad que forma parte de las encomiendas reproducidas a diario en el seno de la vida familiar y comunitaria maya. De tal forma que, a través del Jéets´méek’, se reproduce la cultura maya en la vida de cada uno de los descendientes que viven a lo largo y ancho de Quintana Roo.







 

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