Mi muy estimado señor feudal Héctor Gerardo Vladimir
Vallejo Molina, como corresponde a todo orden de la naturaleza, todo tiene un
origen y usted, por suerte, se convirtió en esta administración en el mandamás
del Comercio en la Vía Publica de nuestro amado Cancún, pues no se le conoce
mérito propio para llegar a tal posición codiciada por muchos.
Déjeme decirle que necesitó poco esfuerzo para llegar a
donde está, lo que demuestra su falta de interés por ser leal al Príncipe al
hacer alianzas con otros representantes de principados, como los son el de la
CTM, la CROC y por último con los Tianguistas.
Estoy entendido que desea mantener su señorío en la Vía
Pública por medio de la riqueza, quizá por ello ha permitido el crecimiento del
ambulantaje, el cual se manifiesta cada fin de semana en los alrededores de la
plaza principal (Las Palapas) y por meses en los pasillos del primer cuadro de
la ciudad de nuestro amado Cancún.
Y qué decir de sus recaudadores (Fiscales) quiénes ávidos
de quedar bien con su señor extorsionan, presionan, amedrentan y amenazan a los
parroquianos que osan exponer sus productos en la vía pública.
Me han dicho los comerciantes establecidos, que usted se
ha llenado las bolsas de dinero y el incremento de su fortuna personal (y de
sus amigos) va en crecimiento; gracias a las alianzas hechas con los señores
feudales como Isidro Santamaría Casanova, Mario Machuca Sánchez y Melitón
Ortega, con quienes usted hace pactos pero con la condición que le toquen
algunas monedas de oro.
Lógicamente, usted mi estimado señor no está solo, se
encuentra con el manto protector de la duquesa Candelaria Ayuso Achach quien en
las reuniones del principado (de cabildo) expone las “necesidades” económicas
de los súbditos para que puedan obtener
los permisos de vendimia en la Vía Pública.
Usted es de los señores que no se sostienen sino por la
voluntad y la fortuna - cosas ambas mudables e inseguras - de quienes los
elevaron; y no saben ni pueden conservar aquella dignidad. No saben porque, si
no son hombres de talento y virtudes superiores, no es presumible que conozcan
el arte del mando, ya que han vivido siempre como simples ciudadanos; no pueden
porque carecen de fuerzas que puedan serles adictas y fieles.
Concluyo al decir que existen testimonios suficientes de
parroquianos que hablan sobre su conducta indecorosa en el puesto que le otorgó
el Príncipe, de sus alianzas con los adversarios de éste, de sus pláticas
cobijadas por la sombra de la oscuridad donde planea sus golpes a los
comerciantes establecidos; es más, aunque sean llevados a la horca, ciudadanos
demandan que les deje de extorsionar, de presionar y de pedir la cuota.
A sus pies: Nicolás M.
REGIDOR CALENTURIENTO
Gilberto Rene Sansores Barea, presidente de la comisión
de Obras y Servicios Públicos en el Ayuntamiento Benito Juárez se voló la
barda, pues no solamente no le paga a sus asistentes, sino que a las mujeres
les hace proposiciones como salir de viaje o “irse de pinta” a un lugar especial.
Me comentan conocidos de este personaje, que no es la primera vez que el
regidor se comporta de “ojo alegre” que por ahí es su debilidad. Eso sí, trae
un séquito de seguidores a quienes solo los mantiene con la promesa que algún
día les pagará.