Mi muy estimados aspirantes a un lugar dentro de la cámara de los Lores, es para mí gran placer escribirles para recomendarles que en estos tiempos de campaña, donde buscan convencer al populacho de elegirlos como sus representantes, seáis cauto y cauta en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder con moderación, prudencia y humanidad, de modo que una excesiva confianza no lo vuelva imprudente, y una desconfianza exagerada, intolerable.
Les digo esto, porque muchos de ustedes habéis rehuido a un debate público para exponer sus ideas, que el pueblo hubiese apreciado para saber cómo piensan (aunque sé que algunos no tienen esta costumbre como ejercicio).
Ante el hecho, surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la generalidad de los hombres (que hacen campaña con ustedes) se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro.
¿Por qué lo digo? Porque mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. Si solo ahí tienes puesta tu confianza, no os admiréis que vas a la ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con la altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar.
Así que si estás acostumbrado a la compra del voto por medio de dádivas, no te sorprenda que se vendan al mejor postor.
No obstante lo cual, el aspirante debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor, evite el odio, pues no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que se abstenga de apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos, y que no proceda contra la vida de alguien sino cuando hay justificación conveniente y motivo manifiesto; pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. Luego, nunca faltan excusas para despojar a los demás de sus bienes (votos), y el que empieza a vivir de la rapiña (mapachería) siempre encuentra pretextos para apoderarse de lo ajeno, y, por el contrario, para quitar la vida, son más raros y desaparecen con más rapidez. A sus pies: Nicolás.
Les digo esto, porque muchos de ustedes habéis rehuido a un debate público para exponer sus ideas, que el pueblo hubiese apreciado para saber cómo piensan (aunque sé que algunos no tienen esta costumbre como ejercicio).
Ante el hecho, surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la generalidad de los hombres (que hacen campaña con ustedes) se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro.
¿Por qué lo digo? Porque mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. Si solo ahí tienes puesta tu confianza, no os admiréis que vas a la ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con la altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar.
Así que si estás acostumbrado a la compra del voto por medio de dádivas, no te sorprenda que se vendan al mejor postor.
No obstante lo cual, el aspirante debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor, evite el odio, pues no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que se abstenga de apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos, y que no proceda contra la vida de alguien sino cuando hay justificación conveniente y motivo manifiesto; pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. Luego, nunca faltan excusas para despojar a los demás de sus bienes (votos), y el que empieza a vivir de la rapiña (mapachería) siempre encuentra pretextos para apoderarse de lo ajeno, y, por el contrario, para quitar la vida, son más raros y desaparecen con más rapidez. A sus pies: Nicolás.
VILLANUEVA, UN AÑO MÁS EN LA CÁRCEl
El exgobernador Mario Villanueva Madrid solicitó a principios de marzo a la Cancillería alcanzar un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos para que sea trasladado de vuelta al País y termine de cumplir su condena en México. El pasado 11 de abril la Cancillería respondió que por el momento eso no era posible, así que su caso se revisará dentro de un año.
El exgobernador Mario Villanueva Madrid solicitó a principios de marzo a la Cancillería alcanzar un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos para que sea trasladado de vuelta al País y termine de cumplir su condena en México. El pasado 11 de abril la Cancillería respondió que por el momento eso no era posible, así que su caso se revisará dentro de un año.
miglesias@diariolaverdad.com.mx
