domingo, 23 de noviembre de 2014

Juventud de izquierda levanta la voz a favor del PRD

El PRD después de la tragedia: ¿Cómo responder ante la culpa?

El PRD es la síntesis de varias décadas de lucha, tanto institucional como fuera de ellas, de la altura política de hombres como Vallejo, Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas, que supieron poner sus diferencias ideológicas y políticas de lado, por la coincidencia en la necesidad de transformar el destino económico y social de nuestra patria. Dicho acuerdo se vería cristalizado en 1989, pero no sería el final de la lucha contra el autoritarismo político, puesto que en los primeros años de su fundación, el PRD sufrió el acoso y persecución política de un régimen que asesinaría a cientos de nuestros compañeros militantes.
Ante esa herencia y carga histórica, el PRD tiene la obligación moral y política de representar a las minorías, a los perseguidos políticos y a aquellos que el sistema neoliberal deja sin voz. El PRD nació para transformar el destino de México, no para perpetuar las dinámicas oligárquicas de las élites empresariales y políticas que llevan a este país a una vorágine de crisis económicas y sociales, mientras que ellos lucran de la profundización de dicha pobreza. Como miembro de la Internacional Socialista, partido de izquierda y organismo de interés público el PRD tiene una deuda con la sociedad que fue adquirida en el momento de nuestra fundación y que hasta el día de hoy no ha sido saldada.
Negar la responsabilidad política de la situación en Iguala seria actuar con la misma infamia que el PRI al proteger a autócratas como Ulises Ruiz, Arturo Montiel o Mario Marín. Sería darle la espalda a causas sociales que hemos defendido históricamente y tener una doble moral política como la que practican los partidos de la derecha mexicana. ¿Cómo nos sucedió esto? ¿Cómo nos convertimos de una herramienta de la sociedad a un partido capaz de postular a miembros del crimen organizado?
Ataques contra nuestras instalaciones y protestas contra figuras históricas como Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas y Jesús Zambrano en sus apariciones públicas, son solo un reflejo del sentir ciudadano contra nuestro partido. A razón de lo anterior, hoy como Juventudes de Izquierda no podemos participar activamente bajo nuestras siglas en las manifestaciones. La mayoría de nuestros integrantes, secretarios municipales, estatales y el nacional hemos participado como individuos en la marchas. Hoy tenemos la obligación de reconstruir la identidad opositora de nuestro instituto político. Tarea que lograremos a través de la formación y posicionamiento de cuadros  jóvenes de la izquierda.
En este tenor, condenamos el discurso reaccionario, de derecha y des articulador de la protesta que se ha permeado en la opinión pública, condenando y estigmatizando la protesta social, ejercicio legítimo de la libertad de expresión. Primero, a través de la condena en medios de comunicación y después, ya desprestigiado el movimiento social, con la intromisión de militares vestidos de civiles como provocadores que justifican la represión y abuso de la autoridad por parte de granaderos como hemos visto en las marchas realizadas a lo largo y ancho del país estas últimas fechas. No es una fórmula nueva, ya el PRI la utilizó en 68’, 71’, Acteal, Atenco, entre otras.
Del mismo modo, se ha construido una noción que constituye en las autoridades locales la carga máxima de la responsabilidad de la tragedia, como si esta no hubiera sido posibilitada por las fallas y omisiones del Estado Mexicano. Las JIZ suscribimos #Fue El Estado. La Procuraduría General de la República falló en integrar un expediente a tiempo del caso, ha fallado en encontrar responsabilidades directas de mandos policiacos federales y ha fallado en dar una respuesta satisfactoria y con evidencia del destino de nuestros compañeros normalistas. El Ejército falló en responder a tiempo a la tragedia, a pesar de tener presencia en la zona de Iguala. El General Cienfuegos debe renunciar por su responsabilidad en Iguala y Tlatlaya. Murillo Karam también debe renunciar, máxime cuando él mismo declara ya no estar en disposición de cumplir su tarea.
Finalmente, como Juventudes de Izquierda, lamentamos la ausencia de posicionamiento claro sobre el conflicto de interés que representa la adquisición de una propiedad de la cónyuge del Presidente de la República, cedida por la misma empresa que estuvo a punto de adjudicarse la concesión del Tren Rápido Querétaro – Ciudad de México. Así como el Primer Ministro de Portugal renunció y está siendo procesado por un conflicto similar. En las JIZ presentaremos una denuncia para que Enrique Peña Nieto sea desaforado y posteriormente procesado por su colusión y posible tráfico de influencia con estos empresarios de la construcción.

Firman juventudes estatales de izquierda de Yucatán, Tamaulipas, Durango, Quintana Roo Tlaxcala, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Tabasco, Distrito Federal, Hidalgo y Chiapas.

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