jueves, 29 de junio de 2017

No (debes) consumir “chatarra informativa”

Mucha razón tiene el politólogo ya fallecido (4/04/17), Geovanni Sartori en su libro titulado “Homo Videns: La sociedad teledirigida”, nos dice que nos encontramos en plena y rapidísima revolución multimedia, un proceso que tiene numerosas ramificaciones.
Tanto, que la sociedad de las redes transita de lo razonable a lo morboso, a lo banal y a lo antagónico; por ejemplo, que uno que se precia de ser quintanarroense de cepa, salga a cuadro en las redes sociales anunciando “las autodefensas” en el estado, cosa que está muy lejos de acontecer, porque las condiciones no son, en ningún momento, las mismas que vivieron otros estados de la República, como Guerrero en los 60-70 y en la actualidad, Michoacán.
Pero el problema no es de quien cuelgue en su muro, tal o cual cosa, todos somos libres de hacerlo; el problema es aquel que le da “like”, que comparten con sus amigos o contactos, pero los más desequilibrados son aquellos comunicadores que se atreven a hacer de esa cosa, una noticia; el problema es que ese tipo de desequilibrio mental encuentre eco en personas pensantes, en generadores de opinión, y en maquiladores de chatarra informativa por tal de ganar más seguidores o tratar de vender unos cuantos periódicos más. Con todo respeto aplico aquí el refrán popular que dice: No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre.
Solo piense un momento. La situación que se vive en el estado, específicamente en los municipios de la zona norte, no está como para llamar a las armas, basta ya con el experimento que se hizo con el linchamiento del ruso Aleksei Makeev, que terminó con una muerte y situaciones jurídicas que todavía la Fiscalía está por resolver; ¿dónde se hizo la convocatoria?, en redes sociales y encontró eco en una sociedad que está “radio-tele-redes-dirigida”. ¿Valió la pena vender unos ejemplares más; valió la pena tener unos cuántos seguidores más?, ¿valió la pena dañar la imagen de Quintana Roo a nivel internacional?, son preguntas que cada actor social debe responder.
Luego entonces, si bien es cierto que este contenido informativo chatarra tiende a ser viral en redes sociales, tiene también potencial como un elemento de distracción y hasta manipulación al basarse en elementos emocionales (por ejemplo, la inseguridad), pues la intención es que estos contenidos no se hagan virales por casualidad, sino a través de la planeación y con la intención de llegar a un público objetivo. Algo muy importante es que el contrapeso informativo a estos efectos chatarras no debería venir de un control de los involucrados en el tema, porque el “cocinero de la chatarra” acusaría falta de libertad de expresión, sino informar de la manera más sana para que la audiencia reconozca la estrategia que está detrás de estas campañas y contenidos.
El filósofo Aristóteles (384-322 A.C) estableció desde entonces que los mensajes tienen tres componentes: el Ethos, el Pathos y el Logos, lo que significa lo ética, lo emocionalmente atractivo y lo lógica. Cabe preguntar a los creadores de información y a los consumidores, si lo que compartimos por Twitter, Facebook u otra red, cumple al menos con estos tres estándares, si no es así, somos creadores de información chatarra.
SASCAB

Se agota el tiempo para que la XV Legislatura al Congreso del Estado de Quintana Roo homologue la Ley Anticorrupción con la federal, pues será este próximo mes de julio cuando se cumpla el plazo de un año que se dio, para promover a su vez las reformas legales que den vida a los sistemas estatales anticorrupción, lo que permitiría, según el diseño constitucional, que la lucha contra este fenómeno se realice en los tres niveles de gobierno con esquemas similares que la doten de mayor eficacia nacional. Al tiempo…

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