viernes, 24 de junio de 2011

Señales para perder un reino


Cumplir con la responsabilidad de gobernar, que la sociedad le otorga a un ciudadano, no debe ser motivo de “echar campanas al vuelo”, pues precisamente, es por ello, que la cooperación de todos (por medio de nuestros impuestos) es la que viene a remunerar, de manera muy generosa, la actividad de cualquier “servidor público”.
¿Por qué digo esto? Porque cuando en la cadena de cualquier gobierno un eslabón deja de cumplir con su responsabilidad, el directamente afectado es el “jefe”, ya que tiene que salir al paso para resolver la problemática de su propio puesto, y la del otro que falla.
Es sencillo, si alguien en la administración pública, deja de cumplir su labor, y delega a otras personas para que realicen su trabajo, pues es fácil que los resultados que obtengan, sean completamente negativos.
Está por demás decir, que la figura pública se debe cuidar “a capa y espada”, y son los medios de comunicación, de cualquier nivel, periodicidad, línea, o tamaño, los que se encargan de generar la opinión en una sociedad. Aplican, lo que se ha llamado, la mercadotecnia periodística.
Esta ha sido una poderosa herramienta para influenciar y producir importantes cambios en el comportamiento de grandes grupos de población. No dejando de lado, la explotación del morbo político a la que estamos acostumbrado los mexicanos.
Lamentablemente algunos responsables de cuidar la imagen de un personaje político, no están cumpliendo con el objetivo para el cual fueron contratados, y que es nuestro dinero el que les paga, dejando a la deriva “la figura pública”, convirtiéndola en blanco de ataques mediáticos de los malquerientes de tal o cual funcionario.
Quizá no se ha entendido que no se dirige con las vísceras, sino con la cabeza; que no se dirige el sentimiento, sino a través de resultados. Los gobiernos deberían ser como un avión, todo tiene que estar perfectamente funcionando para poder despegar, y no sufrir así, en lamentable accidente.
Recuerdo la lectura del libro de español de primaria, donde se nos narraba la historia de la pérdida de un reino por culpa de un clavo; ya que ese clavo se perdió una herradura; por una herradura un caballo; por un caballo un caballero; por un caballero una batalla y por una batalla se perdió un reino. Así fue la inoportuna caída del Rey Ricardo II de Inglaterra cuando perdió la batalla en Gales en 1399, contra las fuerzas de Enrique de Láncaster, Conde de Richmond. Estando en medio del campo de batalla cuando el caballo de Ricardo perdió la herradura, tropezó y rodó, haciendo caer el jinete. Antes que el Rey pudiera tomar las riendas, el asustado animal se levantó y echó a correr. Ricardo miró en derredor. Vio que sus soldados daban media vuelta y huían, y quedando solo, las tropas de Enrique lo rodearon y apresaron. Seguidamente fue obligado a abdicar y su oponente victorioso se convertiría en Enrique IV. De ahí que por un clavo se perdió un reino.
En comunicación, todo cuenta, lo bueno y lo malo, lo cortés y lo descortés.

LAS PATRULLAS DE BENITO JUÁREZ

Seguridad Pública siempre será un tema candente, tanto que en pleno sol, el día de ayer, se le preguntó al alcalde Julián Ricalde Magaña cómo iba esa situación; a lo que respondió que se están afinando los detalles por parte del programa Subsemun pero que “es una cuestión bastante ágil”.
Sin embargo dijo, que se ha montado un taller en la propia Dirección de SP para poder darle mantenimiento a los vehículos que quedaron en pésima condiciones, y que se está realizando un gran esfuerzo financiero. No cabe duda que lo ciudadanos se lo agradecerán, ya que la delincuencia no duerme.

TRABAJO EN EL TSJ DEL ESTADO

Bajo el liderazgo de la Magistrada Presidente, Lizbeth Loy Song Encalada, el Tribunal Superior de Justicia del Estado, se sigue profesionalizando. El trabajo disimulado y sin espavientos de la Magistrada Presidente, se refleja en cada una de las Salas de Justicia, y en la transparencia que se le exige a los impartidores de justicia.

LAS COALICIONES “DEL MAL”

Si los partidos políticos, y sus miembros, no nos dan descanso a la ciudadanía con sus aspiraciones al 2012; unos dicen que se “van solos”, otros que van con los de la misma “línea ideológica”, otros se vuelven amigos por conveniencia, etc.
Lo que me llama la atención, es lo de las coaliciones que hacen los partidos políticos, y advierto al lector que cuando una coalición no compromete públicamente sus pactos, obvia su perfil programático y reúne socios con conexión ideológica (dicen ellos), su estabilidad disminuye por el cálculo inescrupuloso que le da origen. Como el huevo de la serpiente, lleva así un regalo envenenado para el régimen que resiente la perversión de esa herramienta democrática. En México, donde las coaliciones son de esta especie, nuestra democracia padece boletas electorales con alianzas intercambiables de unos comicios a otros. La problemática tiene varias aristas.
Que no nos den “atole con el dedo”, la política profesional es pragmática. Pero no es ello óbice para reconocer que detrás de las reglas democráticas existen valores que las impulsan (el voto, una regla, es respaldado por el valor que damos a la pluralidad). La discusión, luego, no es moral sino práctica. Con ella, debatiendo qué se puede y no hacer en democracia, desahogaríamos temas que amenazan nuestro régimen. Por ejemplo: validar o no las gelatinosas y mercantiles alianzas de partidos en 2012. El amasiato también es una forma de convivencia, sólo que uno sale perdiendo, el legítimo dueño del poder, el pueblo.
¿Por qué no se fusionan en un solo partido los que van en alianzas? Sencillo, por el sencillo que les cae de las prerrogativas que otorga el gobierno para la subsistencia de los partidos. ¿Partidocracia? Lo decíamos ayer, desde 1937.

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