Para las Juventudes de Izquierda del Partido
de la Revolución Democrática (JIZ-PRD)
cambiar la política prohibicionista hacia la marihuana es un paso necesario
para terminar con la fallida y mal llamada “guerra contra las drogas”, pues en
los hechos ha sido una guerra contra la gente, principalmente, contra las y los
jóvenes.
De 2006 a la fecha más de 170 mil personas fueron asesinadas;
a diario 52 personas pierden la vida violenta e intencionalmente. Más de 25 mil
personas están desaparecidas, al menos 2 mil 500 de ellas por parte de
servidoras o servidores públicos; y 160
mil personas se vieron forzadas a huir de su hogar para evitar los efectos del
conflicto armado.
Por ello, el pasado noviembre
celebramos el amparo otorgado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que
permite a 4 personas
todo acto relacionado con el consumo lúdico y personal de la cannabis. Esta
decisión tomó por sorpresa al gobierno federal, quien convocó a un Debate nacional sobre el uso de la
marihuana viciado en su origen por la declaración irresponsable del
presidente Enrique Peña Nieto quien se pronunció en contra de la eventual
legalización del consumo de la planta. La opinión personal del presidente es
irrelevante. Lo que el país necesita son instituciones que velen por los
derechos humanos de sus habitantes. México no está preparado para seguir
sufriendo las consecuencias de la política prohibicionista, que ha genera grandes ganancias a los cárteles del
narcotráfico – 40 mil millones de dólares de acuerdo con Naciones Unidas – y al
mismo tiempo ha criminaliza a las y los jóvenes.
Señor Secretario, no se equivoque, la resolución del máximo
tribunal del país es el piso mínimo de discusión. En adelante la pregunta no es
si debemos o no regular la mariguana sino cómo hacerlo y cómo redireccionar el
presupuesto millonario desperdiciado en la guerra fallida hacia programas de
educación, fomento al empleo, atención integral de la salud, prevención de todo
tipo de adicciones y reducción de daños.
Hoy, las JIZ-PRD asistimos al primer
debate nacional a defender nuestras propuestas en torno a una política hacia
las drogas que consolide la rectoría del en la materia; que fije reglas claras para
su producción, procesamiento, distribución y venta; que incentive la
investigación científica sobre sus usos; que sancionar a quienes trafiquen
ilegalmente con la planta y sus derivados; y, principalmente que fortalezca la
prevención de las adicciones.
¡Es momento de recuperar el control del país, es momento de regular la
cannabis!
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